El Círculo de Mujeres de Fe y Alegría acompaña a más de 200 mujeres en Bogotá para sanar, emprender y lograr autonomía económica y social.
Nos reportamos desde los barrios de Bogotá donde el silencio de muchas mujeres empieza a convertirse en palabra, tejido y resistencia. Allí, la Fundación Fe y Alegría impulsa el Círculo de Mujeres, una iniciativa comunitaria que desde 2020 ha acompañado a más de 200 mujeres víctimas de violencia, ayudándolas a reconstruir su vida a través del emprendimiento, la formación y el cuidado colectivo.
En un país donde 6 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de violencia y cerca del 50 % no cuenta con ingresos propios, la propuesta se convierte en un refugio de sanación y un trampolín hacia la autonomía. Las cifras muestran una realidad dura, pero el impacto del programa también demuestra que es posible transformar las heridas en proyectos de vida sostenibles.
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El Reporte de hoy: sanar, emprender y liderar
“El arte, la palabra y el cuidado mutuo son nuestras herramientas de sanación y transformación”, explica la hermana Zoila Cueto, coordinadora regional de iniciativas de desarrollo de Fe y Alegría. Lo que nació como un espacio psicosocial, hoy es una red de emprendimiento femenino con productos que van desde velas artesanales, manillas y mochilas tipo Wayúu hasta panadería, huertas comunitarias y reciclaje creativo.
El avance ha sido significativo. Muchas de las participantes comenzaron con talleres básicos de autocuidado y contención emocional, y con el tiempo dieron el paso hacia la construcción de emprendimientos que hoy tienen presencia en ferias distritales, tiendas colaborativas y plataformas digitales. Estos espacios no solo generan ingresos, sino que también dignifican el trabajo de las mujeres y hacen visible su aporte en el ámbito económico y social.
Más allá de los productos, lo que florece es la capacidad de resiliencia. Las mujeres que en algún momento cargaron con el peso del miedo o la dependencia, hoy se reconocen como líderes en sus comunidades, capaces de inspirar a otras y de demostrar que la autonomía también se teje colectivamente.
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Una red diversa y solidaria
El Círculo de Mujeres reúne participantes de localidades como Suba, Engativá, Bosa, San Cristóbal, Rafael Uribe Uribe y Soacha. Esa diversidad geográfica se convierte en fortaleza: cada territorio aporta su experiencia, su cultura y sus desafíos, pero juntas conforman una red solidaria que se sostiene en la empatía y en la convicción de que ninguna debe avanzar sola.
El proceso incluye formación en habilidades comunitarias, liderazgo social y acompañamiento emocional. Muchas han logrado identificar violencias naturalizadas, recuperar su autoestima y resignificar su historia. En algunos casos, las participantes han llegado a convertirse en referentes locales, liderando espacios de cuidado colectivo y demostrando que la transformación de una mujer puede irradiar hacia toda la comunidad.
Este modelo, además, es replicable. La experiencia de Bogotá demuestra que, con acompañamiento adecuado y articulación con entidades locales, es posible crear círculos similares en otros territorios vulnerables del país. Y ese es precisamente el horizonte que Fe y Alegría empieza a proyectar.
Un encuentro para celebrar la fuerza colectiva
Como parte del proceso, el próximo 27 de septiembre, en el colegio Santa Luisa (Kennedy, frente al Lago Timiza), se llevará a cabo un gran encuentro que reunirá a las participantes del círculo. La jornada será un espacio para compartir aprendizajes, exhibir productos, fortalecer alianzas y celebrar la fuerza colectiva que hoy impulsa a las mujeres a transformar sus vidas.
Este tipo de encuentros permiten visibilizar los resultados, pero también consolidar el sentido de pertenencia. No se trata solo de mostrar lo logrado, sino de recordarse unas a otras que cada paso cuenta y que la autonomía es un camino que se construye en comunidad.
“Lo que estamos viendo con el Círculo de Mujeres es un modelo de transformación real: mujeres que han pasado del silencio a la palabra, del miedo a la acción, de la dependencia a la autonomía. Y cuando ellas avanzan, sus comunidades también lo hacen”, concluyó la hermana Cueto.
Así se lo contamos en Reporte Colombia:
El Círculo de Mujeres de Fe y Alegría demuestra que el emprendimiento no es solo economía: es sanación, comunidad y esperanza. Cada manilla tejida, cada pan horneado y cada huerta cultivada es también un paso hacia la autonomía y la dignidad de cientos de mujeres que decidieron transformar su historia.