Nos reportamos desde la sala de encuestas colombianas, donde los datos señalan que la elección presidencial de 2026 aún está abierta… y más que abierta: incierta. Según la última entrega de la Polimétrica de Cifras & Conceptos, los tres aspirantes que más destacan son Sergio Fajardo (centro), Iván Cepeda (izquierda) y Abelardo de la Espriella (derecha). Cada uno logra una intención de voto que ronda entre el 9 % y el 13 %, aunque la firma no detalla porcentajes exactos.
El dato que sobresalta es que el 62% de los encuestados aún no tiene decidido a quién votar. Sí: más de la mitad del electorado potencial está en veremos, lo que representa una ventana de oportunidad —o un gran riesgo— para quienes buscan llegar al primer turno presidencial.

La encuesta no se quedó ahí. Dentro de los bloques políticos que agrupa el estudio, Cepeda lidera la izquierda con un 24 % de intención dentro de ese bloque, Fajardo domina el centro con similar porcentaje, y De la Espriella se ubica al frente de la derecha radical con un 17 % en su categoría. Los demás nombres —como Claudia López, Juan Manuel Galán, Roy Barreras, Vicky Dávila o Miguel Uribe Londoño— se mueven entre el 5 % y el 8 %.
¿Cómo se interpreta este escenario? Primero: nadie tiene ventaja cómoda. Estar entre el 9 % y el 13 % en esta fase temprana es relevante, pero lejos de asegurar nada. Segundo: la altísima cifra de indecisos se convierte en el campo de batalla decisivo, lo que enfoca la campaña futura no solo en “quién soy”, sino en “por qué votar por mí”. Tercero: los bloques aún se están definiendo. Una alianza puntual o una sorpresa en la movilización pueden cambiar las cartas del juego.
Este panorama se cruza con la gestión del presidente Gustavo Petro, cuya favorabilidad también aparece en discusión. Según diversas encuestas —aunque no exactamente en esta Polimétrica—, Petro registró una aprobación de alrededor del 34 % mientras que la desaprobación se ubica cerca del 62 %. La imagen baja del mandatario coloca un desafío inmediato: su partido o su electorado confluirán detrás de una opción para 2026 que no dependa exclusivamente de su maquinaria.
El mensaje es claro: la carrera hacia la presidencia se está armando ahora mismo, con nombres emergentes, bloques inciertos y un electorado que aún no eligió a su corredor. Para los aspirantes: tiempo de sembrar, movilizar, convencer. Para los ciudadanos: atención, porque mucho puede pasar hasta las urnas.





