Los latidos del corazón podrían convertirse en la próxima gran herramienta de autenticación digital. OlimpIA lidera el avance en Colombia.
Nos reportamos desde la frontera entre la ciencia y la seguridad digital, donde un latido podría ser la llave maestra del futuro. La empresa colombiana OlimpIA presentó los avances de la biometría cardíaca, una tecnología que convierte el ritmo del corazón en un sistema de autenticación antifraude, continuo y prácticamente infalsificable.
En un contexto donde la identidad digital enfrenta amenazas crecientes —desde suplantaciones hasta deepfakes—, esta innovación plantea un salto frente a métodos tradicionales como la huella o el reconocimiento facial. Según proyecciones, el mercado global de tecnologías biométricas alcanzará más de 5 billones de pesos en 2025, con un crecimiento del 19 % anual hasta 2030.
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El Reporte de hoy: cómo un latido se convierte en contraseña
La biometría cardíaca se basa en el registro del patrón eléctrico único que produce cada corazón al bombear sangre. A través de sensores y algoritmos de inteligencia artificial, se analizan cinco elementos: dinámica, ritmo, timbre, tono y tonalidad. La combinación de estos factores conforma una “firma cardíaca” única, con una precisión del 96,6 % en pruebas experimentales realizadas por universidades en España e Irán.
Lo más innovador es que se trata de una autenticación continua. Es decir, no solo se verifica la identidad al inicio de una sesión o transacción, sino que se monitorea constantemente al usuario, reduciendo el riesgo de fraudes o suplantaciones.
“Estamos transitando hacia una era en la cual la autenticación será natural y casi imperceptible”, aseguró Simbad Ceballos, CEO de OlimpIA. “Los avances en biometría representan el siguiente paso para proteger la identidad digital de forma segura y sin fricciones”.
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Seguridad, inclusión y portabilidad
Una de las principales ventajas de este sistema es su inclusión. A diferencia de otros métodos, no se ve afectado por lesiones, envejecimiento o cambios físicos. Puede aplicarse en personas mayores, en poblaciones con discapacidades o en contextos donde la huella o el iris presentan limitaciones técnicas o éticas.
Además, la biometría cardíaca ya se ha probado en dispositivos portátiles como relojes inteligentes con sensores, lo que abre la puerta a su uso masivo en banca, salud, comercio electrónico y trámites digitales. Al ser un rasgo involuntario y constante, resulta mucho más difícil de falsificar o manipular.
Retos y buenas prácticas
Aunque las posibilidades son enormes, su implementación requiere responsabilidad. OlimpIA recomienda mantener los datos biométricos almacenados en el dispositivo del usuario, y no en servidores externos, para proteger la privacidad. También sugiere políticas de autenticación basadas en niveles de riesgo y complementar con otros métodos en transacciones de alto valor.
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Respetar la intimidad y garantizar transparencia sobre el uso de los datos serán claves para que la biometría cardíaca gane confianza social y se convierta en un estándar.
Así se lo contamos en Reporte Colombia:
El futuro de la seguridad digital late en el pecho. Con la biometría cardíaca, Colombia se posiciona en la vanguardia de un cambio que promete transacciones más seguras, ecosistemas digitales más confiables y una identidad protegida desde lo más íntimo: el corazón.