Una brecha, millones en juego: cómo un buen plan de ciberseguridad puede salvar a tu empresa

agosto 5, 2025

Ciberseguridad

Tener un plan de ciberseguridad puede reducir hasta en un 43 % el impacto económico de un ataque. La clave: anticiparse.

Una simple brecha de seguridad puede poner en jaque la operación completa de una empresa. No importa si es una pyme o una multinacional: cuando el sistema falla, los costos no solo se cuentan en dinero, sino en reputación, confianza y continuidad del negocio. Y lo peor es que el ataque no siempre se nota de inmediato.

Según el Cost of a Data Breach Report 2024 de IBM, una filtración de datos cuesta en promedio USD $4,88 millones, y las organizaciones pueden tardar más de 200 días en detectar y contenerla. Un retraso que no solo empeora las pérdidas, sino que revela una dura realidad: muchas empresas aún no están listas para responder a una crisis digital.

Pero no todo está perdido. Las organizaciones que cuentan con monitoreo constante y protocolos de respuesta bien definidos logran contener incidentes en menos de 30 minutos. ¿El resultado? Menos pérdidas, menos caos y una mayor capacidad para recuperarse rápidamente.

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Una reacción apresurada puede salir cara

“Desconecten el servidor. Borren el archivo. Reinicien todo.” Esas son algunas de las respuestas más comunes cuando se detecta un incidente cibernético. Y, sin embargo, también son algunas de las más peligrosas.

Según Ricardo Pulgarín, director de productos y servicios de ciberseguridad en OlimpIA, una empresa especializada en confianza digital, uno de los errores más frecuentes tras un ataque es actuar sin comprender la magnitud del problema. “Muchas veces se aplica una solución rápida, pero superficial. El atacante puede haber dejado puertas traseras, tomado información o moverse por el sistema sin ser detectado”, explica.

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La ciberseguridad es clave para proteger a las empresas.

Otro error común es el silencio. No se informa lo sucedido ni a los equipos internos ni a las autoridades ni a los usuarios afectados. Ese silencio puede traducirse en sanciones legales, pérdida de reputación y, en algunos casos, el cierre del negocio.

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Así se ve una respuesta cibernética efectiva

Un plan de respuesta no es una lista que se guarda en una carpeta olvidada. Es un conjunto de pasos prácticos, dinámicos y conocidos por todos los responsables dentro de la empresa. Pulgarín propone una estructura clara:

  • Contención inmediata: Aislar los sistemas afectados para frenar el ataque.
  • Análisis forense: Identificar el origen, la causa y el alcance del incidente.
  • Erradicación: Eliminar completamente la amenaza y cerrar accesos no autorizados.
  • Recuperación: Restaurar los sistemas de manera segura.
  • Comunicación: Informar de forma transparente a equipos, autoridades y clientes.
  • Lecciones aprendidas: Actualizar protocolos y fortalecer la preparación futura.

Este proceso no solo mitiga el daño, sino que previene ataques posteriores y mejora la respuesta institucional a largo plazo.

Prevenir es más barato que remediar

¿Y si te dijéramos que una empresa preparada puede reducir hasta en un 43 % las pérdidas económicas tras un ataque? No es una cifra al aire. Es una conclusión basada en estudios de campo y años de experiencia. Y se resume en tres acciones clave:

1. Mapear los puntos vulnerables

El primer paso es conocer la superficie de exposición digital: dominios, APIs, servidores en la nube, aplicaciones. Cualquier nuevo servicio o actualización puede ser una puerta para un ciberdelincuente. Por eso, el monitoreo debe ser constante.

2. Tener un plan (y ponerlo a prueba)

No basta con escribir el protocolo. Hay que simular ataques, evaluar el tiempo de reacción, corregir errores y asegurar que todos sepan qué hacer. Un plan inactivo es casi lo mismo que no tener plan.

3. Formar al equipo, no una sola vez

El phishing y la suplantación siguen siendo los métodos más usados para vulnerar sistemas. Capacitar a los colaboradores —de forma periódica— puede ser la diferencia entre detectar un intento de fraude y abrirle la puerta al atacante.

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Ciberseguridad: no es un destino, es un proceso

La seguridad digital no se alcanza con un software ni con una reunión de emergencia. Se construye todos los días, paso a paso, como parte de la cultura organizacional. Cada acción cuenta: desde una contraseña robusta hasta un correo sospechoso que no se abre.

“En la práctica, no se trata solo de proteger datos, sino de asegurar la continuidad del negocio y mantener la confianza del cliente”, concluye Pulgarín. Y en un entorno donde la confianza lo es todo, estar preparados no es una opción. Es una decisión estratégica.